El encarcelado expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva sacrificará con toda probabilidad este martes, en el último día del plazo legal, su candidatura en las elecciones de octubre, en beneficio de su compañero de fórmula, Fernando Haddad.

La proclamación oficial debería realizarse frente a la sede de la Policía Federal de Curitiba (sur), donde el dirigente incontestable de la izquierda purga una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.

La dirección nacional del Partido de los Trabajadores (PT), fundado en 1980 por el exmandatario, convocó a las 11H00 de la mañana (14H00 GMT) una reunión extraordinaria en la ciudad llamada "capital de Lava Jato", la operación anticorrupción que sentó en el banquillo o puso tras las rejas a decenas de políticos y empresarios, Lula incluido.

Y hacia las 14H30 Haddad dirá lo que tenga que decir al centenar de militantes de la Vigilia Lula Libre, que acampan en Curitiba desde el encarcelamiento de su líder, el 7 de abril.

El Tribunal Superior Electoral (TSE) invalidó el 1º de septiembre la candidatura de Lula, de 72 años, a causa de su situación judicial, y emplazó al PT a designarle un reemplazante antes de este martes a las 19H00 locales (22H00 GMT), so pena de quedar excluido de los comicios del 7 de octubre.

Haddad, exalcalde de Sao Paulo, de 55 años, mantuvo el lunes varias reuniones con Lula y este martes por la mañana volvió a visitarlo, comprobó la AFP.

Los abogados del exmandatario (2003-2010) y el PT presentaron sin éxito varios recursos para extender el plazo hasta el 17 de septiembre. También alegaron en vano la necesidad de acatar un pronunciamiento del Comité de Derechos Humanos de la ONU para que Lula pueda ser candidato y hacer campaña desde la cárcel.

Lula, identificado con los programas sociales que durante sus dos gobiernos permitieron sacar de la pobreza extrema a millones de brasileños, era el gran favorito en los sondeos. Su intención de voto subió incluso después de ser condenado como propietario de un apartamento en el litoral paulista, ofrecido por una gran constructora a cambio de su mediación para obtener contratos en Petrobras.

El exlíder sindical, objeto de otros cinco procesos, se declara inocente en todos y denuncia un acoso judicial y mediático para impedir que el PT vuelva al poder.

El PT ganó las últimas cuatro elecciones presidenciales, dos con Lula (2002 y 2006) y dos con su heredera política, Dilma Rousseff (2010 y 2014), destituida en 2016 por el Congreso, bajo la acusación de manipular las cuentas públicas. Fue sustituida por su vice conservador, Michel Temer, acusado de "golpista" por el PT.

Habrá que ver ahora si Lula consigue traspasar en menos de cuatro semanas de campaña su prestigio a Haddad, prácticamente un desconocido en los bastiones del "lulismo", sobre todo en el paupérrimo nordeste.

- Un sondeo con buenas señales para Haddad -
El probable delfín recibió una señal alentadora el lunes, con la publicación de un sondeo Datafolha que le da 9% de intenciones de voto, cinco puntos porcentuales más que en la encuesta anterior de agosto, cuando el TSE todavía no había invalidado la candidatura de Lula.

Ese porcentaje lo sitúa en el pelotón de aspirantes a disputar la segunda vuelta, de acuerdo con esa encuesta, que sitúa en primer lugar, con 24%, al diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, quien convalece en un hospital de Sao Paulo de una puñalada en el abdomen recibida el 6 de septiembre durante un mitin en Minas Gerais.

Uno de los principales competidores de Haddad por el electorado de izquierda es Ciro Gomes, un exministro de Lula, que tiene 13% de intenciones de voto.

Pero en ese campo Haddad también parece en condiciones de competir: según Datafolha, un 30% de simpatizantes del PT está dispuesto a votar por él, frente a un 11% en agosto, en tanto que solo 18% lo haría por Gomes.

Las incertidumbres electorales, así como el afianzamiento de Gomes y el despute de Haddad, dos candidatos con posiciones económicas heterodoxas, fueron mal recibidas por los inversores. Poco antes del mediodía, la Bolsa de Sao Paulo caía 2,38% y el dólar se cotizaba a 4,178 reales, frente a 4,094 al cierre de los mercados de la víspera.